viernes, 14 de julio de 2017

El proceso de nulidad matrimonial. Segunda parte


Ante la necesidad e interés de profundizar sobre el Proceso de Nulidad Matrimonial, en este segundo tema desarrollaremos aspectos importantes y determinantes que ayudarán en la toma de conciencia y decisión acertada sobre este tema.
Es saludable y provechosa la reflexión de los interesados, basándose en la verdad, para poder discernir si el deseo de nulidad matrimonial es por un momento de crisis, debido a una sensibilidad, pleito, aburrimiento, cansancio, orgullo, ultimatum, debilidad, sentimentalismo, malos consejos, presiones, o cualquier otra situación que pueda inducir a pensar que la salida a la crisis matrimonial es la nulidad matrimonial, cuando posiblemente lo que se requiere es un poco de calma, humildad, nobleza, diálogo, reconsideración, perdón, orientación, buena voluntad, compromiso, fe, fortaleza, reorganización, perseverancia y gusto de estar haciendo lo que es debido o sabio para seguir y mejorar en la vida matrimonial, algo que definitivamente es competencia de los mismos cónyuges, quienes al reconocer la verdad, podrán saber si se deciden valorar, aceptar, asumir, vivir y cultivar el regalo que Dios les dio con el matrimonio realizado.
Cuando la persona tiene la oportunidad de hacer un Pare en su vida, puede evitar lanzarse al abismo y reaccionar para volver estar en el sitio debido, de la forma adecuada y nuevamente con la mira en la meta de su realización personal, matrimonial, familiar y social. No hay que desaprovechar la oportunidad de luchar por lo que en verdad llegó a la vida de la pareja y les da sentido a sus vidas, la vida matrimonial, que implica alegrías, caídas, levantadas, con la alternativa de resolver conflictos y de procurar la solución que los mismos cónyuges podrán realizar para bien personal, de la pareja y de los demás integrantes de la familia.
Si por humildad y valor se llega a reconocer que el matrimonio es el tesoro de su vida, y que ello le da sentido a usted y a otras personas, y que con gestos de reconciliación y reeducación pueden llevar a cabo el proceso de mejoría, no dude en optar por hacer lo que bien sabe que tiene que hacer para la restauración personal, matrimonial y familiar. Si se propone, lo logra, y será feliz toda su vida. Es algo que, sobretodo usted, se agradecerá de por vida.
Distinto es cuando existen causas graves, permanentes, nocivas y sin capacidad, ni voluntad, ni arrepentimiento, ni perdón, ni compromiso de mejorar, pasándose por tanto a hacer daños y más daños sin fin, hasta llegar a perjudicar la propia vida y la de la pareja, haciendo la convivencia insoportable, que es muestra de incapacidad matrimonial.
Si en un estado de calma, de conciencia y de juicio crítico se identifica que hay graves crisis matrimoniales, cerciorándose que seguir con esas graves irregularidades, que venían manifestando síntomas desde el mismo noviazgo y que es algo que persiste y que se agrava cada día más, sin determinación ni ayuda para la mejoría, y por eso mismo, impidiéndose definitivamente la vida matrimonial, y llegando a descaros que hacen daños a todos, sensatamente se cuenta con la posibilidad de tomar medidas para evitar mayores desastres, requiriéndose aprovechar la oportunidad de reorganizar la vida, pudiéndose empezar a considerar la posibilidad de la nulidad matrimonial, dado que sinceramente se ha visto que es imposible la convivencia matrimonial y que tras la separación definitiva ya se quiere solucionar esa situación y darse la oportunidad de que la Iglesia le acoja y le responda (mediante los Tribunales Eclesiásticos) si el matrimonio es válido, o no, pasándose a realizar las gestiones pertinentes o diligencias sobre la demanda de nulidad matrimonial, que en su momento, y como está escrito en el folleto del Proceso de Nulidad Matrimonial, editado por librerías San Pablo, lo expondremos  con explicaciones y ejemplos más adelante en este mismo espacio.
Por ahora, seguiremos con la necesaria toma de conciencia, teniendo como base la reflexión dada, que ayuda a ubicarse y a tomar una decisión, con su respectiva previa reconsideración, argumentos reales, claridad sobre lo que ha pasado y en verdad se requiere y se quiere hacer, con la opción personal y propósito de solucionar el caso. Con claridad y firmeza.
Tras tener claro los hechos irregulares que desde el noviazgo han acontecido y que han hecho la convivencia invivible, ahora se debe conocer las causales de nulidad matrimonial, que son las prescripciones canónicas que manifiestan qué actos, hechos o situaciones hacen inválido el Sacramento del matrimonio. Las causales de nulidad matrimonial, son de origen divino, o natural, o eclesial y se dividen en: a) Impedimentos dirimentes, b) Incapacidades matrimoniales, c) Vicios del Consentimiento matrimonial y d) Defecto de la Forma Canónica. Estas causales se prescriben en el Código de Derecho Canónico en los cánones 1083-1108.
Para que la causal de nulidad matrimonial se configure, o sea una prueba en el Proceso de Nulidad Matrimonial, se debe probar que esa irregularidad existió desde antes y en el momento, como después, de la celebración de la boda, afectando la celebración y vida matrimonial. Ejemplo, una adición grave y permanente (u otro hecho grave), que impidió una sana convivencia, que proporcionó una difícil convivencia y que generó la separación definitiva.
Las causales se pueden probar mediante documentos (partida de un matrimonio católico anterior y vigente, historias clínicas, etc), como mediante las declaraciones de las Partes o contrayentes y de tres testigos que presenta quien pone la demanda; testigos que corroboren las irregularidades y personas que conocieron a los contrayentes desde antes de la boda (pueden ser familiares) y que en esa época tuvieran más de 14 años de edad, para que tengan capacidad jurídica.
Las causales de nulidad matrimonial siempre se refieren a actos, hechos y/o situaciones graves que afectaron la vida personal y de pareja, desde antes del matrimonio y que no se abordaron ni superaron, por lo que afectaron definitivamente a la pareja, impidiéndoles llevar una vida matrimonial armónica, como lo es la Comunidad de vida y de amor, que es el Sacramento del matrimonio.
Próximamente empezaremos a tratar las causales de nulidad matrimonial, de una forma ordenada, sencilla, profunda, pedagógica y con un lenguaje asimilable a todos los lectores.
 


 Fuente: http://nuestrafedigital.org/el-proceso-de-nulidad-matrimonial-segunda-parte/